Pandemia – Cuarentena, dos palabras que hace un año no significaban nada, pero que hoy escuchamos a diario y que producen cambios, incertidumbre, y preocupación.
Los medios de comunicación, centros de estudio, compañeros, amigos y familiares constantemente nos dan tanta información, nos recomiendan una y mil cosas, mencionan más acontecimientos que genera la pandemia, y lo hacen con tanta frecuencia que llegamos a visualizar un futuro catastrófico debido a la situación. No quiero decir que esto sea malo, o que ignoremos la realidad, pero estamos aprendiendo a vivir con preocupación excesiva constante, con incertidumbre en cada día y con cada paso en ese camino nos acercamos más a una industria patológica encontrando a la ansiedad y depresión de anfitrionas. Pero pongamos pausa en el camino, y reaprendamos la capacidad de relacionarnos con el futuro de una manera más saludable y menos caótica.
Es cierto que en el colegio o universidad no nos tocó llevar un curso relacionado a manejar la preocupación, es más, tal vez ni nuestros padres nos enseñaron a manejarla, sin embargo, si nos inculcan que tenemos que ser precavidos para cualquier suceso, o que siempre tenemos que estar preparados para lo peor. Que irónico ¿No?, el ser humano se prepara para lo peor pero no para lo mejor. Pero la preocupación solo es una característica más de la condición humana, ¿Quién no se ha sentido preocupado alguna vez? ¿Quién en toda la cuarentena no sintió preocupación? ¿Quién no se ha angustiado por el futuro después de la pandemia?
La preocupación no llega a ser nada más que una idea de que una amenaza futura es muy probable y que los recursos con los que se cuentan no son suficientes, teniendo el objetivo de buscar una solución a un problema anticipado difícil de resolver. Entonces, en una vista rápida podemos darnos cuenta cual es la diferencia entre una preocupación productiva y una improductiva: La preocupación productiva focaliza nuestra atención en el problema y buscar una solución, a comparación de la improductiva que nos concentra en agrandar los hechos y convertirlos en catastróficos, dejando así de lado la búsqueda de una solución. Pero para poder distinguirlas mejor Riso nos presenta una lista de sus características:
Ahora que ya lo tenemos claro podemos identificar qué tipo de preocupación es la que tenemos, si consideras que tienes una improductiva estas técnicas pueden ayudarte:
Si sientes que esta preocupación es excesiva, de mucha intensidad y frecuencia y que no puedes manejarla a pesar de hacer los ejercicios, pide ayuda psicológica, siempre estamos para brindarte una mano.
Danae Ingaruca Carrasco
– Walter Riso-2015
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