¿Alguna vez te has encontrado diciéndole a tu hijo que deje la tablet y salga a jugar? Yo sí, y créeme, a veces me siento como un disco rayado. La tecnología está en todos lados, y en esta crianza en la era digital, pareciera que nuestros hijos están más conectados a sus dispositivos que a nosotros mismos. ¡Qué dilema!
¿Demasiada Tecnología?
La verdad es que la tecnología no es ni buena ni mala en sí misma. Es como el azúcar: en pequeñas dosis puede ser genial, pero si te excedes… ahí empiezan los problemas. ¿Te ha pasado que dejas que tu hijo juegue un rato con el móvil y, cuando te das cuenta, han pasado horas? A mí también.
Lo que se dice del impacto en el desarrollo
Los expertos hablan mucho sobre cómo el uso excesivo de pantallas puede afectar la concentración y el rendimiento escolar. Y es cierto: he notado que después de un maratón de videos, cuesta muchísimo que los niños se concentren en una tarea sencilla. Pero claro, tampoco podemos demonizarlo del todo, porque a veces el problema no es la tecnología, sino el uso que hacemos de ella.
¿Y las emociones?
Esta parte me toca especialmente. Hace poco vi a mi hija frustrarse porque no recibió tantos “me gusta” en una foto como esperaba. ¡Me dio un nudo en el estómago! ¿Cuándo empezaron a importar tanto esos números? Es raro cómo el mundo virtual puede influir tanto en su autoestima.
También está el tema del ciberacoso. Cuando yo era chico, si alguien te molestaba, lo hacían en persona y se acababa ahí. Ahora parece que las cosas se perpetúan en internet y los chicos no tienen un respiro. Da miedo pensarlo.
¡Hora de movernos!
Aquí viene lo gracioso: hace unas semanas organizamos una salida al parque y, al principio, mis hijos no querían dejar los dispositivos. Después de un rato de jugar, ¡ni se acordaban del móvil! Creo que a veces necesitan un empujón para desconectar.
Me he dado cuenta de que no basta con decir “deja el móvil”. Tiene que haber una alternativa divertida. A veces, incluso cocinar juntos o sacar el perro puede ser el plan perfecto para despegarse de la pantalla.

¿Cómo lo hacemos?
Yo no tengo la receta mágica, pero te cuento lo que he probado:
- Poner límites claros: A mis hijos les cuesta al principio, pero ya saben que después de la cena no hay más pantallas. No siempre se cumple al pie de la letra, pero al menos lo intentamos.
- Dar el ejemplo: Y esto es lo difícil. ¡A veces me descubro revisando el móvil mientras les digo que lo apaguen! Pero bueno, también estamos aprendiendo como padres, ¿no?
- Crear momentos sin tecnología: El otro día decidimos hacer una “noche de juegos de mesa” y, sorprendentemente, nos reímos un montón. Fue genial verlos tan enganchados en algo que no era digital.
¿Por qué es tan difícil soltar el móvil?
Tengo la teoría de que, para muchos chicos, el dispositivo se ha convertido en su manera de escapar o desconectar. Antes, yo iba a jugar fútbol al parque cuando quería distraerme. Ahora, ellos se meten en TikTok o juegan en línea. No digo que esté bien o mal, simplemente es diferente.
A veces, hablar con otros padres ayuda. Compartir experiencias me ha hecho darme cuenta de que no estoy solo en esto. Cada familia tiene su propio modo de manejarlo, pero al final todos estamos en el mismo barco.
Cuando necesitamos ayuda profesional
En mi caso, hubo un momento en que la situación se nos fue de las manos. Uno de mis hijos empezó a tener problemas de sueño y se notaba irritable cuando le quitábamos el móvil. Nos tocó pedir ayuda en el Centro Psicológico y Psiquiátrico Excelentemente, y fue la mejor decisión. Nos ayudaron a crear rutinas más saludables y, poco a poco, las cosas empezaron a mejorar.
A veces no basta con buenas intenciones; contar con el apoyo de alguien que sepa del tema puede marcar la diferencia.
Conclusión: Aprender juntos
No voy a decir que ya lo tengo resuelto todo respecto a la crianza en la era digital. Todavía hay días en los que siento que pierdo la batalla contra las pantallas. Pero estoy seguro de una cosa: no se trata de prohibir, sino de equilibrar. Si conseguimos que la tecnología sea una herramienta y no un obstáculo, vamos por buen camino.
Y si alguna vez necesitas hablar del tema o compartir ideas, ya sabes dónde estamos. ¡No estás solo en esto!